… Pienso y razono, dos cosas que no practico muy a menudo
antes de entrar en acción. Después de un
breve receso entre griterías y horas de clase, cierro por un instante mis ojos
y me doy cuenta que sigo aquí en este asiento lleno de angustias, delirios y alegrías,
el cual me permite una estación más; brindándome dos opciones, una para
marcharme y otra acomodarme y acostumbrar.
Suspiro e imagino el cielo sobre este techo blanco, un poco
resquebrajado por el tiempo, que algún día caerá para dar fin a una partida que
seguramente yo no inicie, pero ahora soy la jugadora "principal"; que
escucha lo que no debe, ríe de lo que no puede y sueña con lo que no alcanza.
Molestias por do quiera abruman mi silencio, preguntas sin
cesar sollozan entre multitudes que esperan
una equivocación, actos sucios renuevan la picardía del querer y entre un par
de sombrillas húmedas, al son de los
Hombres G noto que…
Tal vez no me haya ido aún, tal vez los recuerdos que tengo
hacen que mi boca este seca, tal vez este –tal vez- sea la incertidumbre de mi
vida, tal vez mis decisiones siempre son las peores o tal vez por primera vez
tenga la razón, no lo sé. Lo único que me acompaña ahora son las ganas por
cambiar un pedacito de este mundo, equilibrar cada paso y tomar la medida del
tiempo.
Sí del tiempo, ya que es lo único que tengo; considerándolo
como ese recurrir que me recuerda que hago parte de este presente, esa paradoja
que suelo llamar vida y para hacerla interesante la lleno de momentos
pasajeros, pérdidas y ganancias; con los cuales conformo mi historia, que
aunque en ocasiones es errónea, apenas esta dejando un rastro de viento en este
mundo de efímeras conclusiones.